LA ERA DEL INFLUENCER VIRTUAL

Un Influencer nace cuando una empresa abre sus redes sociales, busca generar una personalidad para estar en contacto con los clientes o potenciales clientes y eventualmente influir de una forma más organica en las decisiones de sus clientes.

En años recientes, plataformas como Facebook han implementado community managers automatizados llamados “bots” quienes de una biblioteca de respuestas predeterminadas, escritas al estilo de la personalidad de la marca, buscan dentro de sus algoritmos, posibles preguntas y respuestas que podrían tener los usuarios respecto a sus productos o servicios.

Así, las marcas se convierten en entes virtuales con una personalidad y forma de hablar específica.

En 2016, una chica de 19 años llamada Lil Miquela (@lilmiquela) abrió su cuenta de instagram y comenzó a subir fotos con sus amigos, selfies, escribía de sus restaurantes y artistas favoritos e interactuaba con sus seguidores los cuales han llegado a 1.3 millones en tan solo dos años, ubicándola como una influencer.

El 17 de abril de este año, Miquela fué hackeada con fines políticos por un “troll”. La hacker (y ahora influencer) abiertamente virtual Bermuda (@bermudaisbae), borró toda la cuenta de Instagram de Lil Miquela, lo llenó con fotos suyas y la confronto por no mencionar que era un “robot”.

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influencer virtual Bermuda @bermudaisbae

Cuando por fin Miquela retomó el control de su cuenta, les confesó a sus fans algo que era obvio “No soy un ser humano” y culpó a Bermuda por haberla obligado a confesar esto a sus fans.

El 6 de agosto, Lil Miquela perdonó a Bermuda, culpando a sus managers y le dio la bienvenida a su familia.

Ahora, después de todo el drama, nos hemos enterado que ambas influlencers virtuales fueron creadas por las mismas personas en el estudio inter-mediático Brud quienes se dedican a hacer mundos de historias donde los protagonistas son personajes digitales.

Este stunt mediático eventualmente subió el número de seguidores de Lil Miquela y se volvió mucho más “influencer”. Es decir, se volvió más rentable para marcas quienes se quieran anunciar con ella (en ella) como Supreme.

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¿Es esto ético?

Crear a una persona en 3D no es algo nuevo, recrear a una persona quien ha fallecido tampoco, y así como pudimos ver a Audrey Hepburn hace unos años en un anuncio de chocolates Galaxy®, recientemente vimos a una joven Carrie Fisher en la película de Star Wars: Rogue One.

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Influencer virtual Audrey Hepburn chocolate Galaxy®

 

Decidir si esto se debería de continuar haciendo o no, recae en el uso que se les pueda llegar a dar a estos personajes digitales. Si no se implementan ciertas reglas, en un futuro nada lejano, alguien podría hacer uso de nuestra imagen para promocionar a una marca o a un político.

Por otro lado, la idea de tener a un joven Marlon Brando o a un Paul Newman como influencer suena tentador y definitivamente es un tema el cual hay que estar vigilando muy de cerca para generar propuestas innovadoras e interesantes.